Desde esta casa vimos a un barrio subirse a sus árboles para impedir que se los arrebataran a cambio de más humo y cemento. Fuimos muchas las sirenas que nos vimos de repente atrapadas tras las vallas de una obra interminable, sintiendo como una red de arrastre arrasaba nuestra plaza y la dejaba sin corales. Muchas las que vimos a un cine de verano convertirse en comisaría, y prostíbulos en pisos de lujo.
También fuimos las que más directamente sufrieron el envite represivo de un Ayuntamiento desbocado, sistemáticamente medidas por un rasero diferente al de la mayoría, excluidas de un entorno cada vez más cotizado en el mercado. En el punto de mira por ser diferentes y dar cobijo a toda esa otra Alameda que se niega a formar parte del entorno bucólico, o a ser expulsada, extirpada.
Atrás quedan 16 años de construcción cooperativista, de aprender caminando a inventarnos nuevas formas de asociarnos y relacionarnos en lo horizontal, de aprender a sostener nuestras vidas con dignidad sin que ello suponga explotar a tu igual, de sostenernos entre las trabajadoras y no sobre las trabajadoras. A lo largo del camino hemos aprendido mucho, hemos comprobado que es difícil, pero también que merece mucho la pena. Pues las relaciones laborales y la gestión de las cooperativas en horizontal se perfilan como la alternativa, cada vez más plausible, a esta mercantilización y explotación de los seres humanos en la que estamos sumergidos y que nos aleja, cada vez más, de nuestra ansiada felicidad. Ahí queda el testigo. Confiamos en que sea recogido por otras personas, que hagan que esta experiencia se expanda y multiplique como un germen en nuestras vidas.
Atrás quedan 16 años de historia. De mil y una historias de encuentros, de idas y de vueltas, de tertulias trasnochadas de trastienda, de risas, muchas, y de llantos, algunos. De lucha codo con codo, de solidaridad, de rabia, de esperanza. 16 años de historia en esta casa, con vocación de ser la casa de todos y todas, de la persona inmigrante, pobre, marginada, militante, de la vecina de enfrente, de ti, de mi. El epicentro de una realidad social vívida y latente, desde donde hemos tejido redes indestructibles, poderosas, solidarias. Nos quitan el espacio, pero ¿quién es capaz de quitarnos todo lo que hemos llegado a construir, todo lo que hemos llegado a ser?
Sólo nos queda despedir a nuestra casa como se merece, reconvertirla en nuestro epicentro estos días, alimentar los ecos de nuevos recuerdos que retumbarán entre sus paredes por muchos años más, como fantasmas de una época inolvidable, un ciclo que se cierra para dejar paso a nuevos aires y nuevas formas de seguir inventando nuestra realidad.
Sólo nos queda deciros, decirnos, GRACIAS POR TODO Y HASTA SIEMPRE.
Cooperativa Casa Cornelio – Bar La Sirenas
Julio de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario