El
comisario de los Mossos d’Esquadra David Piqué, aquel que que
calificó de ‘ratas’ a los manifestantes, detalla a lo largo de
su proyecto final del máster como acabar con los activistas
antisistema, incluso con métodos claramente ilegales. En este
sentido afirma que “quizás habría que aprovechar para dejar que,
durante el recorrido, se produzcan suficientes actos vandálicos”
(Vía www.otromadrid.org)
El Setmanari de comunicació La Directa ha tenido acceso al “Proyecto Final del Máster en Políticas Públicas de Seguridad” del comisario de los Mossos d´Esquadra David Piqué bajo el título:
“El
fenómeno okupa / antisistema circunscrito al distrito de Gràcia
(Barcelona), como
factor
de riesgo para la convivencia y potencial foco de percepción de
inseguridad.
Políticas
públicas de seguridad aplicables para evitar que se convierta en un
problema
de
orden público o delincuencial y consecuentemente de solución
únicamente policial “
Tal
y como narra La Directa “Este alto mando de la policía autonómica
se hizo famoso por su discurso encendido en el marco del Día de les
Esquadres d’enguany (jornada de celebración interna de los
mossos), y particularmente por la frase en que calificó de ‘ratas’
a los manifestantes de la pasada huelga general, garantizando que les
perseguirían y detendrían aunque se escondieran detrás de las
sillas de un aula universitaria.”
Usando
el “Google
Traductor”
vemos algunas “perlas” de su Proyecto, y como, en cierta medida,
son prácticas que los movimientos sociales están sufriendo de forma
recurrente por los distintos cuerpos policiales en el Estado Español.
Bajo
el epígrafe “De la estrategia a la táctica”, plantea cuatro
escenarios de represión (usando jerga militar) para “acabar” y
“eliminar” a los antisistemas (principalmente del movimiento
okupa)
[De aquí en adelante, todo son extractos textuales de su “proyecto final de Master”]
6.1.1.
Modelo von Klausewitz
El
máximo exponente de esta doctrina, – desde la óptica de la
táctica policial y cuando se puede o se sabe aplicar – se da en
los desalojos de casas okupadas, y CSOA (Centros Sociales Okupados y
/ o Autogestionados), los cuales, se llevan a cabo con todas las
garantías jurídicas y por unidades especializadas. La estrategia es
evitar el enfrentamiento o capacidad de defensa activa o violenta
mediante la sorpresa, velocidad y unidades que no responden a ninguna
provocación ni aprovechan la debilidad del rival para ensañarse
la información
recogida previamente, o el espionaje en
argot literario, es esencial. La
localización, identificación e inmovilización inmediata de los
líderes, paraliza
cualquier reacción y esto evita comportamientos desesperados y
“heroicos”. En la doctrina militar, esta estrategia se aplica
cuando se tiene en cuenta el factor político, es decir, el ejército
se comporta de manera que fuerza la otra parte a negociar a la baja,
pero no para conquistarlo sino para dominarlo, o incluso convertirlo
en aliado. [...] En la metáfora de Sherwood, se está dando un
mensaje claro: “Entramos
en el bosque cuando queremos y para donde queremos y la resistencia
no es que sea inútil, es imposible”
En
cuanto a la táctica
policial,
aplicada a las concentraciones o manifestaciones de los grupos
antisistema, cuando se aplica el modelo Klausewitz se
deja que los grupos de manifestantes se concentren, – recordemos
que ninguna de las manifestaciones antistema están autorizadas – y
lo que se hace es disminuir su capacidad de producir daños.
Esto
se realiza con el establecimiento de filtros muy sólidos a los
lugares de paso obligado por los “Refuerzos” que se necesitan
para hacer una manifestación mínimamente digno. Sería como cortar
las líneas de suministros del enemigo en la preparación de una
batalla, pasan los soldados pero sin armas.
[...]
En estos filtros se requisan
objetos y se identifican personas,
la pérdida
del anonimato previo a la acción, hace que muchos moderen su
comportamiento posterior.
El
hecho de dejar
pasar las personas por los filtros sin preguntar que
hacen allí, -ya lo sabemos-, tiene dos
objetivos: Demostrar
que tenemos suficiente fuerza como para que no preocupe el aumento de
gente a manifestarse y hacer que los “refuerzos” expliquen el
tamaño del nuestro “ejército” que, evidentemente, se exagera en
los puntos de paso. Volviendo
a Sherwood, se les está diciendo que: “Sabemos
lo que quiere hacer y ahora, también sabemos quiénes son”.
Una
vez comienza la
actividad de los manifestantes, las fuerzas
policiales abandonan los filtros y
se dispersan por puntos estratégicos de forma que cualquier
manifestante vea, en cualquier momento, tanto en la concentración,
en el recorrido o durante la dispersión, unidades
policiales. Estas no son muy numerosas, pero son omnipresentes.
El efecto que se consigue, el impacto, es que la presencia en todo de
agentes de policía evita los actos de vandalismo y destrucción de
bienes públicos y privados. Cualquier
acción – o casi – sería presenciada por agentes de la autoridad
y esto implicaría su detención y posterior paso por el juzgado, no
por ninguna acción heroica, sino por un simple delito de daños y
que habrá que pagar con una multa.
Para
concretar esta doctrina, los
detenidos son puestos en libertad tan rápidamente como es posible y
citados ante el juez, no hay que cebarse, es un procedimiento y
punto.
6.1.2.
Modelo Sun Tzu
Los
grupos antisistema en general saben que, por diferentes motivos, sus
acciones tienen más repercusión social y mediática si se
desarrollan en ciertos espacios. Para contrario, estos mismos
espacios o terrenos – los más abiertos – los son más
desfavorables desde el punto de vista de táctica policial.
[...]
Volvemos
a la táctica policial del primer terreno – abierto – y con
fuerza policial suficiente. En este caso, no
se quiere reprimir los disturbios ni detener a los infractores,
sencillamente se evita. Esto
se consigue limitando
extraordinariamente la capacidad de movimiento de los manifestantes
rodeando-totalmente.
Esto
se realiza en el momento de la concentración que, como se sabe dónde
se realizará, ha permitido hacer un filtro de malla fina en los
puntos de paso obligado por el lugar de encuentro.
El
objetivo del filtro es el mismo que en modelo Klausewitz, la requisa
de objetos peligrosos de cualquier tipo – porque después
habrá contacto físico – y evitar el anonimato.
A
partir de ese momento, los concentrados ya saben que la
manifestación irá por donde la policía quiera, se
detendrá donde la policía quiera y durará hasta que los
manifestante decidan dispersarse. Esta
dispersión se hace lentamente, dejando
salir las personas poco a poco y en grupos muy pequeños para evitar
el reagrupamiento fuera del círculo.
El
estas situaciones, el sentimiento de frustración e impotencia de los
manifestantes es muy alto y a menudo generan reacciones violentas de
algunos individuos cuando son conscientes que han perdido toda
capacidad de iniciativa. Estos momentos son delicados y es necesario
que los agentes de primera línea eviten las provocaciones
individuales o los intentos colectivos de romper el círculo.
Pensamos que los policías están a menos de un metro de los
rodeados.
El
objetivo no es hacer detenciones, sólo inmovilizar. La
sensación de derrota entre los manifestantes, es bastante alta
y la moral queda muy “tocada”. No ha habido heridos – no tienen
mártires – ni tampoco detenidos – héroes -. Incluso han
intentado, sin éxito, denunciar a la policía por detención ilegal
o violar el derecho de deambulación.
Si se planifica correctamente, la
fiscalía ha sido avisada de la aplicación de esta táctica para
evitar estas denuncias. Si
sale bien, se ha vencido sin luchar. El mensaje a Sherwood
sería: “Fuera
el bosque, al descubierto y sin donde esconderse, sueldo
vulnerables.”
Si
vamos al segundo terreno posible, [...]. Aquí, los manifestantes se
sienten más cómodos porque saben que no se les puede rodear, además
tienen sus “refugios” donde saben que, con la doctrina de no
ensañarse, si huyen no los perseguiremos hasta sus lugares seguros.
La
acción policial en este terreno, es un poco diferente aunque el
objetivo sea el mismo, evitar que se produzcan daños. En lugar de un
círculo, lo que se
hace es una especie de pasillo que va guiando, sin bloquear, los
manifestantes por ciertas calles. Las unidades
de policía en
columnas a
pie muy cerca de ellos,
pero dejando espacio suficiente para que se muevan y no tengan la
sensación de ahogo. A pesar de estar totalmente vigilados, pueden
tener la sensación de que se les deja hacer.
Como el bloqueo no es impermeable, siempre puede haber algún grupo
que aparentando que se va, quiera realizar alguna acción violenta.
En estos casos ya se les ha hecho saber, que fuera
del círculo de agentes uniformados, se encontrarán grupos de
policías de paisano que no tendrán demasiados miramientos si se
produce alguna agresión o daño significativo.
Como
estos grupos de policías están dispersos pero son numerosos, los
que quieran realizar algún acto de este tipo, se
arriesgan a un enfrentamiento violento y como que quedará fuera del
campo visual del grueso de la manifestación y de los medios de
comunicación, no recibirán ningún tipo de apoyo, ni en aquel
momento ni con posterioridad.
Se
les tratará
como delincuentes violentos, no como manifestantes pacíficos.
En la teoría militar clásica – vuelta a empezar -, éstos no
serían considerados como fuerzas regulares y por tanto no tendrían
la protección de los tratados y convenios internacionales, con las
consecuencias que ello suele implicar. Al igual que en el modelo
anterior, estas tácticas no siempre salen bien del todo.
[...]
Si lo que se quiere, es la derrota
física y moral del enemigo –
aquí ya se le considera así – tendremos que ir al siguiente
modelo de actuación policial.
- Modelo Miyamoto Mushasi
[...]
Este modelo se basa en la aniquilación del rival [...]
En
términos militares o políticos, a veces se ha permitido ciertos
excesos en el futuro enemigo, incluso provocándoles, para así
justificar una intervención de “respuesta” que sea comprensible
para la población civil propia, que deberá apoyar la intervención
militar. Muchas de estas acciones previas podrían haber sido
evitadas, pero precisamente por eso se han permitido y tener así la
excusa. En estas situaciones, como más inocentes sean las víctimas
propias iniciales, mayor será la excusa para atacar.
[...]
En este caso no hay estudio del terreno, no importa, que lo escoja el
enemigo. Tampoco hay acciones previas para disminuir la capacidad de
hacer daño o provocar daños del rival, cuanto más fuertes se vean,
más valientes se sentirán y más
enfrentamientos habrá, que es lo que se busca. Si
no hay enfrentamiento no hay heridos ni detenidos.
En
esta situación la
policía concentra muchas fuerzas en pocos lugares y fuera de la
vista de los quien posteriormente serán atacados.
Incluso
si la concentración o manifestación, que es lo que estamos
hablando, no se prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar
un poco, con detenciones
poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para calentar el
ambiente.
También
se pueden hacer “redadas” preventivas en los lugares donde suelen
encontrar personas cercanas a la ideología de los convocantes con la
excusa de buscar drogas o lo que sea necesario. La “redada”
estará especialmente mal hecha y con trato humillante para encender
más los ánimos, si es necesario.
La
consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño
del dispositivo policial, es
que acabará con una “batalla campal”.
Además
de la estrategia previa, en
cuanto algún grupo descontrolado empieza las acciones violentas, las
unidades de policía ni se mueven y cuando la violencia empieza a ser
generalizada, la actuación policial se retrasa deliberadamente hasta
que los daños producidos son socialmente inaceptables. Es
entonces cuandose
producen las cargas policiales que en ningún momento quieren ser
disuasoria, no se disimula.
Se
va directamente contra los manifestantes, que ya son considerados
vándalos, y se
les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a la fuga y
se provoque el enfrentamiento físico.
En
este estadio, los manifestantes atacan
a la policía con todo lo que tienen y que les ha dejado tener,
realmente se están defendiendo, pero no lo parece. Han sido
acorralados.
La
violencia entre agentes y manifestantes se desata, se personaliza y
se descontrola.
Es
lo que se quiere. Comienzan
a aparecer víctimas inocentes -daños
colaterales se dice ahora- los que han rehuido el enfrentamiento, se
encuentran con el resto de unidades policiales que los cierran el
paso y que no hacen detenidos – prisioneros -, la
dispersión no es voluntaria, es a golpe de defensa
(porra) y cualquier
atisbo de resistencia es contestada con contundencia exagerada y
detenciones masivas.
Esta estrategia, según fuentes jurídicas consultadas, supone un claro delito de prevaricación.
http://www.setmanaridirecta.info/noticia/directa-274-full-ruta-ocult-dun-comissari-dels-mossos-acabar-amb-els-antisistema
MÁS EXTRACTOS (trad. google)
pág. 28-29
"Incluso si la concentración o manifestación, que es lo que estamos hablando, no se prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar un poco, con detenciones poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para calentar el ambiente. También se pueden hacer "redadas"
preventivas a los lugares donde se encuentran habitualmente personas cercanas a la ideología de los convocantes con la excusa de buscar drogas o lo que sea necesario.
La ''redada'' estará especialmente mal hecha y con trato humillante para encender más los ánimos, si es necesario.
La consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño del dispositivo policial, es que acabará con una "batalla campal".
Además de la estrategia previa, en cuanto algún grupo descontrolado empieza las acciones violentas, las unidades de policía ni se mueven y cuando la violencia empieza a ser generalizada, la actuación policial se retrasa deliberadamente hasta que los daños producidos son socialmente inaceptables. Es entonces cuando se producen las cargas policiales que en ningún momento quieren ser disuasoria, no se disimula.
Se va directamente contra los manifestantes, que ya son considerados vándalos, y se les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a la fuga y se provoque el enfrentamiento físico.
En este estadio, los manifestantes atacan a la policía con todo lo que tienen y que les ha dejado tener, realmente se están defendiendo, pero no lo parece. Han sido acorralados. La violencia entre agentes y manifestantes se desata, se personaliza y se descontrola.
Es lo que se quiere. Comienzan a aparecer víctimas inocentes – daños colaterales se dice ahora- Los que han rehuido el enfrentamiento, se encuentran con el resto de unidades policiales que los cierran el paso y que no hacen detenidos - prisioneros -, la dispersión no es voluntaria , es a golpe de defensa (porra) y cualquier atisbo de resistencia es contestada con contundencia exagerada y detenciones masivas.
En las batallas de la antigüedad, era cuando se envía a la caballería a perseguir a los que huían mientras la infantería extermina a los que se han rendido en el campo de batalla.
Lamentablemente, esta táctica no es exclusiva de regímenes totalitarios, también se da con demasiada frecuencia en muchas democracias occidentales. Quizás puede ser debido a dos factores: Una estrategia política que no considera otra opción que no sea la visión del problema como un conflicto de orden público y el otro, en la que se encarga el control de la calle y los manifestantes / activistas a unidades policiales poco disciplinadas, vengativas y provocadoras."
pág. 25-26
"Los grupos antisistema en general, saben que, por diferentes motivos, sus acciones tienen más repercusión social y mediática si se desarrollan en ciertos espacios. Por contra, estos espacios - los más abiertos - son los más desfavorables (para los antisistema) desde el punto de vista de táctica policial. Nos referimos a l'Eixample, parte de Sants o cualquier terreno abierto que permita una rápida movilidad de los efectivos policiales. En la teoría militar clásica, sería la capacidad de movilizar por los flancos la caballería o unidades de infantería ligera.
Como decíamos antes, Sun Tzu era partidario de ganar sin combatir y eso se podía conseguir mediante diversas estrategias y la que siempre ha tenido más éxito, ha sido la de, "quién rodea al enemigo, vence". [...] Los casos más estudiados son los de la batalla de Cannas donde Anibal derrota al ejército romano dirigido por Cayo Teracio Varrón y el de la batalla de Alesia donde Julio César venció a los galos definitivamente e hizo prisionero a Vercingetórix[...]
Volviendo a la táctica policial del primer terreno - abierto - y con fuerza policial suficiente. En este caso, no se quiere reprimir los disturbios ni detener a los infractores, sencillamente se evita. Eso se consigue limitando extraordinariamente la capacidad de movimiento de los manifestantes rodeándolos totalmente.
Eso se realiza en el momento de la concentración que, como se sabe dónde se realizará, ha permitido hacer un filtro de malla fina en los puntos de paso obligado por el punto de encuentro. El objetivo del filtro es el mismo que en el modelo Klausewitz, requisar objetos peligrosos de cualquier tipo - porque después habrá contacto físico - y evitar el anonimato. A partir de ese momento, los concentrados ya saben que la manifestación irá por donde la policía quiera y durará hasta que los manifestantes decidan dispersarse. Esta dispersión se hace lentamente, dejando salir a las personas poco a poco y en grupos muy pequeños para evitar el reagrupamiento fuera del círculo.
En estas situaciones el sentimiento de frustración e impotencia de los manifestantes es muy alto y a menudo generan reacciones violentas de algunos individuos cuando son conscientes que han perdido toda capacidad de iniciativa. Estos momentos son delicados y es necesario que los agentes de primera línea eviten las provocaciones individuales o los intentos colectivos de romper el círculo.
Pensemos que los policías están a menos de un metro de los rodeados. El objetivo no es hacer detenciones, solo inmovilizar. La sensación de derrota entre los manifestantes, es muy alta y moral queda muy "tocada". No ha habido heridos - no tienen mártires - ni tampoco detenidos - héroes -. Incluso han intentado, sin éxito, denunciar a la policía por detención ilegal o violar el derecho de circulación. Si se planifica correctamente, la fiscalía ha de estar avisada de la aplicación de esta táctica para evitar estas denuncias. Si sale bien, se ha vencido sin luchar."
pág. 32
"Las unidades policiales especializadas en órden público comienzan a ser menos permisivas con las manifestaciones y concentraciones, que seguramente se producirán mientras dura el debate político. De todas formas, si el número de manifestantes fuera excesivo, quizás se podría aprovechar para dejar que durante el recorrido, se produzcan suficientes actos vandálicos como para intensificar el debate sobre el comportamiento antisocial del movimiento antisistema y permitir que la opinión pública vincule estos colectivos al fenómeno okupa."
pág. 34
"Se deberá procurar la detención selectiva de los líderes para imputarles delitos comunes y evitar la condición de "martir". A más protestas, más detenciones, hasta acabar con el poco soporte del que dispongan, sobre todo si comprueban los "privilegios" que se pueden conseguir con una adecuada integración en el sistema, sin renunciar a algunos de los postulados que los inspiran."
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