Por: Javier Valenzuela
Ciberactivistas de Anonymous han desencadenado unaoperación de piratería contra páginas web de la ultraderecha francesa, según informa la edición digital de Le Nouvel Observateur. Es la continuación de la denominada Blitzkrieg, guerra relámpago, lanzada a comienzos del pasado enero contra grupos neonazis alemanes. En el caso alemán, el colectivo Anonymous difundió asimismo una lista con nombres de militantes ultraderechistas germanos y lo justificó así: “Sois responsables de numerosos crímenes contra la Humanidad".
En la campaña francesa en curso, Anonymous se ha concentrado en el Frente Nacional y grupos situados aún más a la derecha que el partido de la familia Le Pen. Los ataques se dirigen a espacios en Internet conocidos como La flamme, Jeune nation, l'Oeuvre française, Groupe Union Défense (GUD) o Cercle du Six Février. También han sido difundidos identidades, datos personales y correos electrónicos de miembros de estas organizaciones. Al parecer, esta acción ha probado la existencia de lazos entre dirigentes del Frente Nacional, una organización que aspira a la respetabilidad, y activistas de grupúsculos manifiestamente extremistas, alguno de los cuales, como el petainista l'Oeuvre Française, evocan en sus correos la idea de “una lucha armada clandestina”.
Al amparo de una amplia tolerancia social con sus ideas demagógicas sobre los inmigrantes en general y los musulmanes en particular, y de las frustraciones generadas en las clases populares y medias por la crisis económica, la ultraderecha crece en Europa como en ningún otro momento desde los años 1930. Y no se trata solo de los buenos resultados electorales de formaciones como el Frente Nacional francés que se presentan como “respetables”, sino también de una violencia asesina en ascenso.
En la segunda mitad del pasado año, tres episodios protagonizados por la ultraderecha -la punta del iceberg de una violencia cotidiana- estremecieron, aunque por pocos días a Europa. En julio, en dos operaciones terroristas consecutivas, el ultraderechista Anders Behring Breivik mató en Noruega a 77 personas. Ayer, lunes 6 de febrero, Breivick volvió a comparecer ante un tribunal y declaró que debería ser puesto en libertad y premiado porque actuó en defensa de su “raza” amenazada por aquellos que promueven “una colonización islámica de Noruega”.
A mediados de noviembre, Alemania descubrió que un trío neonazi de asesinos en serie de inmigrantes turcos llevaba una década actuando en ese país sin que la Policía y los servicios de inteligencia se hubieran dado por enterados. Al contrario, la banda, conocida como Resistencia Nacionalsocialista, parecía contar con cierta benevolencia del espionaje germano. Se le atribuyen al menos diez asesinatos,dos atentados con bombas y más de catorce atracos.
El 13 de diciembre, Gianluca Casseri, un extremista de derecha italiano, mató con un revólver Magnum 357 a dos vendedores ambulantes senegaleses e hirió gravemente a otros tres en dos mercados diferentes de la ciudad de Florencia, tras lo cual se suicidó.
Los medios conservadores han atribuido esas acciones a "locos aislados", desvinculándolos de la incesante militancia en las calles y en el ciberespacio de los propagandistas de ideas neofascistas.
En cuanto a la máscara que constituye la imagen popular de Anonymous, es la que tradicionalmente representa en Reino Unido a un tipo llamado Guy Fawkes que en 1605 formó parte de una conspiración para volar el Parlamento británico. Pero el uso actual de dicha máscara tiene mucho más que ver con su protagonismo en V de Vendetta.
Escrita por Alan Moore e ilustrada por David Lloyd, V de Vendetta es una novela gráfica ambientada en una Inglaterra más o menos contemporánea y sometida a un gobierno fascista contra el que se levanta un solitario vengador anarquista. Oculto tras una máscara de Guy Fawkes, V insta a la población inglesa a sumarse a su rebelión.
A partir de este comic llegó a la gran pantalla en 2006 un curioso thriller político que se ha convertido en una referencia para muchos de los jóvenes indignados por la evolución autoritaria de las sociedades occidentales. El filme V de Vendetta, dirigido por James McTeigue e interpretado por Hugo Weaving y Natalie Portman, apareció en un momento en que Estados Unidos, Reino Unido y muchos otros países occidentales adoptaban, so pretexto de la lucha contra el terrorismo, una deriva autoritaria de recorte de libertades y derechos y criminalización de la inmigración y la disidencia. El miedo, decía la película, es el arma más poderosa del gobierno.
Esa deriva continúa, redoblada ahora por el mayor recorte de derechos laborales y sociales jamás vivido en la Europa contemporánea.
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